viernes, 7 de septiembre de 2007

En cariñoso recuerdo de Raúl para SALVADOR ALLENDE GOSSENS (1908-1973)

Siempre pensé que mi vida iba a estar destinada a aquello que me apasionaba desde mi juventud cuando comencé la investigación científica en torno a un problema considerado insoluble desde la época de los griegos, situación aún sin resolver. Al finalizar mis estudios secundarios conseguí para estos objetivos una aproximación de 6 cifras significativas. Lo abordé por años y esto si que me gustaba muchísimo. Por esta investigación, de la relación entre ángulos y líneas en un triángulo cualquiera, sin usar las tablas trigonométricas, conseguí con el entonces Decano de la Facultad de Matemáticas, Carlos Videla, que se me otorgara una beca para mis estudios universitarios. En la educación secundaria me ayudaron financieramente los masones por medio de la Liga de Estudiantes.

Las circunstancias ajenas a mi voluntad no me permitieron seguir el camino soñado de convertirme en un investigador de las ciencias matemáticas, o bien de las ciencias físicas. En física tenía otro importante trabajo comenzado, el que consistía en ampliar los principios de la Física-Teórica. Creo que las palabras de mi filósofo por excelencia Bertrand Russell son casi exactamente las que han motivado no poder alcanzar mis deseos de dedicarme a la investigación.

“Tres pasiones han gobernado mi vida: el deseo de amar, la búsqueda del saber y una insoportable piedad hacia los sufrimientos de la Humanidad. Las tres, como vientos huracanados, me han empujado a su capricho sobre un profundo océano de zozobra, que llega a alcanzar los límites de la desesperación”.
BERTRAND RUSSELL (de su Autobiografía).-

Por estas circunstancias de creer que por medio de la política se llegaba más rápido a eliminar los sufrimientos de la humanidad, me vi llevado más por la política que por la investigación científica. Conocí desde niño a Pedro Aguirre Cerda, amigo de mi padre, hasta llegar a SALVADOR ALLENDE, quien me conocía por ser yo uno de los tantos jóvenes ayudados por la “Liga de Estudiantes” y además que no era un mal agradecido con esta gran organización de ayuda a los becarios. ALLENDE me conoció cuando yo era el Presidente de los Profesores de la Provincia de Cautín y después tuvo más intimidad conmigo cuando era Secretario General de la Central Única de esta provincia, CUT. Por estas condiciones en varias oportunidades cuando ALLENDE fue candidato a Presidente y venía a nuestra provincia, lo recibíamos en la Estación de los Ferrocarriles del Estado y lo acompañábamos encabezando los desfiles desde la misma Estación Central hasta el centro de la ciudad. En una oportunidad, en la penúltima campaña presidencial, en la que ALLENDE hacía un discurso en el Estadio del Liceo de Hombres de Temuco, tuvo un par de expresiones que no fueron muy bienvenidas, se resolvió por el Comité de Apoyo a su candidatura hacerle presente su error y para eso se nombró una comisión integrada por el Diputado y amigo de ALLENDE, César Godoy Urrutia y además por mi persona, ya que yo era el Secretario General de La CUT. ALLENDE nos atendió muy atentamente en el living de la casa de un amigo médico muy conocido en Temuco, donde él se hospedaba. Cuando entramos en conversación César me quiso presentar como para darle más solemnidad e importancia a nuestra visita, ya que veníamos en carácter de una comisión. Antes que César terminara de explicarle quien era yo, ALLENDE lo interrumpió diciéndole que, seguramente me conocía desde antes que él me conociera a mí. Entonces tuvo expresiones de elogio conmigo, advirtiéndole a César que esto no significaba que yo tuviese una militancia partidaria en el PS, que él me conocía por otras circunstancias.

Días después de ganar las elecciones presidenciales, el presidente ALLENDE me situó entre las personas de su confianza, ofreciéndome un alto cargo que era de su entera responsabilidad. Agradecí la enorme confianza depositada en mí. No lo pude asumir, porque chocaba con mi antiguo proyecto, tantas veces postergado, de terminar mi tesis del Doctorado en Física en la Universidad de La Plata.

Hago este recuerdo cariñoso, ya que SALVADOR ALLENDE fue uno de los presidentes mártires por defender a todo trance la democracia. Él fue consecuente además hasta su muerte con sus principios que eran, por supuesto, los mismos de la izquierda chilena. ALLENDE entregó heroicamente su vida y, entre otras cosas, logró que se hiciera realidad su promesa, cuando era candidato, de otorgar a todos los niños chilenos el medio litro de leche al día.

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