viernes, 14 de septiembre de 2007
jueves, 13 de septiembre de 2007
En cariñoso recuerdo de Raúl para su MADRINA LUCINDA
Don Pedro Aguirre Cerda tenía la consigna de que “gobernar es educar”. Cuando fue candidato fue invitado por mi padre a Los Laureles. Apenas asumió el poder se construyó la Escuela pública N°1 de Los Laureles. A ella se vino a trabajar mi MADRINA LUCINDA.
Ser ahijado de la profesora fue una situación que recuerdo me convirtió en un niño mimado. Desde el primer día de clases, para los demás compañeros de curso, Raulito era un alumno ejemplar. En ese día fue cuado, mi MADRINA LUCINDA, le dijo a José Sanceledonio, hijo del español dueño de la panadería, "¿por qué lloras José? Los hombres deben ser valientes, mira a Raulito, él sabe que don Alberto lo va a venir a buscar a las 12 y míralo, está feliz aquí en clases. No llores, porque don José se puso de acuerdo con don Alberto para venir juntos a buscarlos". Treinta años después, con Pepe fuimos colegas en la Universidad Técnica del Estado.
Como tenía santos en la corte entré a estudiar, no a los 7 años que era lo reglamentario, sino que casi a los 6. Me adelanté a estudiar un año a lo que era habitual, ya que la profesora del primer año era mi MADRINA. Mi MADRINA fue pues mi profesora inicial de las preparatorias. La señorita LUCINDA (40) me tenía asiento en primera fila frente a ella y como era tradicional tenía un escritorio a la cabeza de todos los alumnos, desde allí pasaba lista y dictaba parte de la clase.
Ella, que era soltera y no tenía hijos, estaba chocha con su ahijado y sabía todas las gracias que yo hacía, entonces tocaba un tema con cosas que tenían relación con lo que yo sabía y me ponía como ejemplo. Era totalmente imparcial para sus análisis.
Meses antes de entrar a clases, mi padre me había traído de Santiago un equipo completo de objetos de estudio. Le entregó a nuestra niñera, Blanca, todos los materiales escolares y entre ellos un lapicero y los tinteros correspondientes. Ella me acompañaba al colegio desde los primeros días y me dejaba con sendos paquetes en mi bolsón, con esos elegantes materiales. Como Blanca no se ubicaba muy bien en lo que yo debía usar, entonces desde el primer día me envía pues cargado a clases con un montón de cosas, entre ellos con una pluma metálica para escribir. En los primeros días de clases, con este lapicero especial, ensucié a medio mundo. La pluma metálica de éste tenía un pequeño depósito para que la tinta alcanzara para escribir no una letra sino sílabas completas. Mi padre que era un viejo chocho me compraba cosas con invenciones europeas en el negocio que funcionaba junto al consulado suizo en Santiago y me compró una cantidad de estos novedosos materiales escolares, entre ellos este lapicero que acumulaba automáticamente una gota de tinta al introducirlo al tintero. Descubrí que si movía rápido o sacudía el lapicero éste lanzaba lejos su gota mágica. Esa gota ensució a mis amigos que se sentaban en mis cercanías y produjo trastornos que mi imparcial MADRINA los cubría con justificadas explicaciones. Días después, en reemplazo de mi niñera, fue mi madre a dejarme al colegio y le regaló el lapicero a mi Madrina LUCINDA. Estuve en clases con la señorita LUCINDA también en la segunda preparatoria, donde por supuesto continué siendo indudablemente un envidiado alumno modelo.
Cuando estaba en la segunda preparatoria, la muerte repentina de mi padre originó profundos cambios en mi familia. Entonces cuando terminaba de cursar el segundo año, se traslada mi familia de Los Laureles a Temuco. Mi MADRINA viajaba de vez en cuando a esta ciudad a visitar a mi mamá. La recordé siempre como muy simpática y también en los años posteriores cuando mis profesoras ya no me mimaban, ni me hacían los cariños de ella.
Daniel Rodríguez, era el Rector del Liceo de Hombres de Temuco, hoy Pablo Neruda, y yo el Presidente de los Profesores por lo que teníamos una gran amistad relacionada con nuestras obligaciones. Yo tenía alrededor de treinta años y me encontraba trabajando en el Liceo de Hombres N° 1 de Temuco, mientras hacía clases, va un Inspector del Liceo a decirme, “que don Daniel me necesita y me ha pedido que yo me quede con el curso y que usted debe ir de inmediato a su oficina”. “¿Usted no le dijo que yo estoy haciendo clases y que puedo ir a la hora del recreo?” “No, pero se que es muy urgente, usted no debe dejar de ir de inmediato”.
Llegué a la Rectoría, me asomé de inmediato sin tocar a la puerta, y me encontré con una señora de unos sesenta años, que me miraba fijo con sus ojos llenos de lágrimas y me dijo: “Raulito, vengo a despedirme, soy LUCINDA, tu MADRINA, ¿no te acuerdas de mi?” “Si, ahora claramente”. “Yo te he visto crecer sólo en fotografías, tu padre me llenó de fotos de cuando eras muy niñito y después la señora Clotilde me enviaba fotos de su taller fotográfico de Temuco”. Luego ella me dice, “me están esperando en un vehículo, me llevan a otro lugar y no nos veremos muy pronto. Yo tenía muchas ganas de despedirme de ti y ahora me voy contenta”. “¿A dónde se va MADRINA?” “No me preguntes más, don Daniel lo sabe”. Esta conmovedora despedida me dejó muy intranquilo y por mucho tiempo. Mi amigo Daniel guardó el secreto bajo siete llaves, hasta el día de hoy. Indirectamente después de un tiempo, conversado con los colegas amigos de Daniel, me di cuenta que ella iba muy enferma a uno de esos sanatorios sin regreso, enferma quizás de cáncer, o del pulmón, o del corazón. Las operaciones de bypasses al corazón aparecieron décadas después. Es posible pensar que mi profesora seguramente se fue al Sanatorio de San José de La Mariquina, donde a los enfermos se les daba solamente calmantes, ya que padecían una de las muchas enfermedades llamadas terminales en esos tiempos.
Le conté a mi mamá de la sorpresiva despedida de mi MADRINA, ella se preocupó mucho y quedó de averiguar a cuál Sanatorio se había ido la señorita LUCINDA, pregunta que no pudo dilucidar nunca. Los Sanatorios guardaban celosamente el secreto de sus pacientes.
Ser ahijado de la profesora fue una situación que recuerdo me convirtió en un niño mimado. Desde el primer día de clases, para los demás compañeros de curso, Raulito era un alumno ejemplar. En ese día fue cuado, mi MADRINA LUCINDA, le dijo a José Sanceledonio, hijo del español dueño de la panadería, "¿por qué lloras José? Los hombres deben ser valientes, mira a Raulito, él sabe que don Alberto lo va a venir a buscar a las 12 y míralo, está feliz aquí en clases. No llores, porque don José se puso de acuerdo con don Alberto para venir juntos a buscarlos". Treinta años después, con Pepe fuimos colegas en la Universidad Técnica del Estado.
Como tenía santos en la corte entré a estudiar, no a los 7 años que era lo reglamentario, sino que casi a los 6. Me adelanté a estudiar un año a lo que era habitual, ya que la profesora del primer año era mi MADRINA. Mi MADRINA fue pues mi profesora inicial de las preparatorias. La señorita LUCINDA (40) me tenía asiento en primera fila frente a ella y como era tradicional tenía un escritorio a la cabeza de todos los alumnos, desde allí pasaba lista y dictaba parte de la clase.
Ella, que era soltera y no tenía hijos, estaba chocha con su ahijado y sabía todas las gracias que yo hacía, entonces tocaba un tema con cosas que tenían relación con lo que yo sabía y me ponía como ejemplo. Era totalmente imparcial para sus análisis.
Meses antes de entrar a clases, mi padre me había traído de Santiago un equipo completo de objetos de estudio. Le entregó a nuestra niñera, Blanca, todos los materiales escolares y entre ellos un lapicero y los tinteros correspondientes. Ella me acompañaba al colegio desde los primeros días y me dejaba con sendos paquetes en mi bolsón, con esos elegantes materiales. Como Blanca no se ubicaba muy bien en lo que yo debía usar, entonces desde el primer día me envía pues cargado a clases con un montón de cosas, entre ellos con una pluma metálica para escribir. En los primeros días de clases, con este lapicero especial, ensucié a medio mundo. La pluma metálica de éste tenía un pequeño depósito para que la tinta alcanzara para escribir no una letra sino sílabas completas. Mi padre que era un viejo chocho me compraba cosas con invenciones europeas en el negocio que funcionaba junto al consulado suizo en Santiago y me compró una cantidad de estos novedosos materiales escolares, entre ellos este lapicero que acumulaba automáticamente una gota de tinta al introducirlo al tintero. Descubrí que si movía rápido o sacudía el lapicero éste lanzaba lejos su gota mágica. Esa gota ensució a mis amigos que se sentaban en mis cercanías y produjo trastornos que mi imparcial MADRINA los cubría con justificadas explicaciones. Días después, en reemplazo de mi niñera, fue mi madre a dejarme al colegio y le regaló el lapicero a mi Madrina LUCINDA. Estuve en clases con la señorita LUCINDA también en la segunda preparatoria, donde por supuesto continué siendo indudablemente un envidiado alumno modelo.
Cuando estaba en la segunda preparatoria, la muerte repentina de mi padre originó profundos cambios en mi familia. Entonces cuando terminaba de cursar el segundo año, se traslada mi familia de Los Laureles a Temuco. Mi MADRINA viajaba de vez en cuando a esta ciudad a visitar a mi mamá. La recordé siempre como muy simpática y también en los años posteriores cuando mis profesoras ya no me mimaban, ni me hacían los cariños de ella.
Daniel Rodríguez, era el Rector del Liceo de Hombres de Temuco, hoy Pablo Neruda, y yo el Presidente de los Profesores por lo que teníamos una gran amistad relacionada con nuestras obligaciones. Yo tenía alrededor de treinta años y me encontraba trabajando en el Liceo de Hombres N° 1 de Temuco, mientras hacía clases, va un Inspector del Liceo a decirme, “que don Daniel me necesita y me ha pedido que yo me quede con el curso y que usted debe ir de inmediato a su oficina”. “¿Usted no le dijo que yo estoy haciendo clases y que puedo ir a la hora del recreo?” “No, pero se que es muy urgente, usted no debe dejar de ir de inmediato”.
Llegué a la Rectoría, me asomé de inmediato sin tocar a la puerta, y me encontré con una señora de unos sesenta años, que me miraba fijo con sus ojos llenos de lágrimas y me dijo: “Raulito, vengo a despedirme, soy LUCINDA, tu MADRINA, ¿no te acuerdas de mi?” “Si, ahora claramente”. “Yo te he visto crecer sólo en fotografías, tu padre me llenó de fotos de cuando eras muy niñito y después la señora Clotilde me enviaba fotos de su taller fotográfico de Temuco”. Luego ella me dice, “me están esperando en un vehículo, me llevan a otro lugar y no nos veremos muy pronto. Yo tenía muchas ganas de despedirme de ti y ahora me voy contenta”. “¿A dónde se va MADRINA?” “No me preguntes más, don Daniel lo sabe”. Esta conmovedora despedida me dejó muy intranquilo y por mucho tiempo. Mi amigo Daniel guardó el secreto bajo siete llaves, hasta el día de hoy. Indirectamente después de un tiempo, conversado con los colegas amigos de Daniel, me di cuenta que ella iba muy enferma a uno de esos sanatorios sin regreso, enferma quizás de cáncer, o del pulmón, o del corazón. Las operaciones de bypasses al corazón aparecieron décadas después. Es posible pensar que mi profesora seguramente se fue al Sanatorio de San José de La Mariquina, donde a los enfermos se les daba solamente calmantes, ya que padecían una de las muchas enfermedades llamadas terminales en esos tiempos.
Le conté a mi mamá de la sorpresiva despedida de mi MADRINA, ella se preocupó mucho y quedó de averiguar a cuál Sanatorio se había ido la señorita LUCINDA, pregunta que no pudo dilucidar nunca. Los Sanatorios guardaban celosamente el secreto de sus pacientes.
domingo, 9 de septiembre de 2007
viernes, 7 de septiembre de 2007
En cariñoso recuerdo de Raúl para SALVADOR ALLENDE GOSSENS (1908-1973)
Siempre pensé que mi vida iba a estar destinada a aquello que me apasionaba desde mi juventud cuando comencé la investigación científica en torno a un problema considerado insoluble desde la época de los griegos, situación aún sin resolver. Al finalizar mis estudios secundarios conseguí para estos objetivos una aproximación de 6 cifras significativas. Lo abordé por años y esto si que me gustaba muchísimo. Por esta investigación, de la relación entre ángulos y líneas en un triángulo cualquiera, sin usar las tablas trigonométricas, conseguí con el entonces Decano de la Facultad de Matemáticas, Carlos Videla, que se me otorgara una beca para mis estudios universitarios. En la educación secundaria me ayudaron financieramente los masones por medio de la Liga de Estudiantes.
Las circunstancias ajenas a mi voluntad no me permitieron seguir el camino soñado de convertirme en un investigador de las ciencias matemáticas, o bien de las ciencias físicas. En física tenía otro importante trabajo comenzado, el que consistía en ampliar los principios de la Física-Teórica. Creo que las palabras de mi filósofo por excelencia Bertrand Russell son casi exactamente las que han motivado no poder alcanzar mis deseos de dedicarme a la investigación.
“Tres pasiones han gobernado mi vida: el deseo de amar, la búsqueda del saber y una insoportable piedad hacia los sufrimientos de la Humanidad. Las tres, como vientos huracanados, me han empujado a su capricho sobre un profundo océano de zozobra, que llega a alcanzar los límites de la desesperación”.
BERTRAND RUSSELL (de su Autobiografía).-
Por estas circunstancias de creer que por medio de la política se llegaba más rápido a eliminar los sufrimientos de la humanidad, me vi llevado más por la política que por la investigación científica. Conocí desde niño a Pedro Aguirre Cerda, amigo de mi padre, hasta llegar a SALVADOR ALLENDE, quien me conocía por ser yo uno de los tantos jóvenes ayudados por la “Liga de Estudiantes” y además que no era un mal agradecido con esta gran organización de ayuda a los becarios. ALLENDE me conoció cuando yo era el Presidente de los Profesores de la Provincia de Cautín y después tuvo más intimidad conmigo cuando era Secretario General de la Central Única de esta provincia, CUT. Por estas condiciones en varias oportunidades cuando ALLENDE fue candidato a Presidente y venía a nuestra provincia, lo recibíamos en la Estación de los Ferrocarriles del Estado y lo acompañábamos encabezando los desfiles desde la misma Estación Central hasta el centro de la ciudad. En una oportunidad, en la penúltima campaña presidencial, en la que ALLENDE hacía un discurso en el Estadio del Liceo de Hombres de Temuco, tuvo un par de expresiones que no fueron muy bienvenidas, se resolvió por el Comité de Apoyo a su candidatura hacerle presente su error y para eso se nombró una comisión integrada por el Diputado y amigo de ALLENDE, César Godoy Urrutia y además por mi persona, ya que yo era el Secretario General de La CUT. ALLENDE nos atendió muy atentamente en el living de la casa de un amigo médico muy conocido en Temuco, donde él se hospedaba. Cuando entramos en conversación César me quiso presentar como para darle más solemnidad e importancia a nuestra visita, ya que veníamos en carácter de una comisión. Antes que César terminara de explicarle quien era yo, ALLENDE lo interrumpió diciéndole que, seguramente me conocía desde antes que él me conociera a mí. Entonces tuvo expresiones de elogio conmigo, advirtiéndole a César que esto no significaba que yo tuviese una militancia partidaria en el PS, que él me conocía por otras circunstancias.
Días después de ganar las elecciones presidenciales, el presidente ALLENDE me situó entre las personas de su confianza, ofreciéndome un alto cargo que era de su entera responsabilidad. Agradecí la enorme confianza depositada en mí. No lo pude asumir, porque chocaba con mi antiguo proyecto, tantas veces postergado, de terminar mi tesis del Doctorado en Física en la Universidad de La Plata.
Hago este recuerdo cariñoso, ya que SALVADOR ALLENDE fue uno de los presidentes mártires por defender a todo trance la democracia. Él fue consecuente además hasta su muerte con sus principios que eran, por supuesto, los mismos de la izquierda chilena. ALLENDE entregó heroicamente su vida y, entre otras cosas, logró que se hiciera realidad su promesa, cuando era candidato, de otorgar a todos los niños chilenos el medio litro de leche al día.
jueves, 6 de septiembre de 2007
miércoles, 5 de septiembre de 2007
En cariñoso recuerdo de Raúl para CÉSAR GODOY URRUTIA (1901-1985)
Apenas terminada la última guerra mundial se formó la Organización de las Naciones Unidas, conocida por la ONU. Por supuesto que apenas iniciadas sus actividades, uno de los asuntos más importantes de esta organización tuvo relación con la defensa de “Los Derechos Humanos”, o abreviadamente DD HH. Para este propósito se resolvió dejar muy en claro, cuales eran estos derechos. Desde muchos lugares del mundo se dirigieron a la naciente ONU sus mejores representantes de ideas progresistas, para dejar absolutamente claro este noble objetivo de Los Derechos Humanos y otras obligaciones de esta organización. Con este propósito se envió desde Chile también una delegación, ésta estaba muy bien abalada por tener Chile en ese momento histórico una larga y ejemplar trayectoria democrática. En esta importante delegación, que definiría las funciones de la ONU, iba mi gran amigo diputado CÉSAR GODOY URRUTIA: a él le correspondió jugar un papel muy importante ante las Naciones Unidas. Él era muy respetado, ya que era el “Vicepresidente Internacional de los Profesores de Educación Básica”, de aquel entonces.
A pesar que teníamos diferencias de edad, con CÉSAR éramos como hermanos y él lo decía frecuentemente. Decía que era mi hermano mayor y lo confirmó dedicándome una hermosa página en una de sus obras “Vida de un Agitador”, que son parte de sus memorias y allí él escribió: “Era como hermano, su casa era la mía”. Durante toda su vida, CÉSAR GODOY fue un incansable luchador por los Derechos Humanos y por la paz, siendo aparte de esto, igual que yo, un ferviente admirador del filósofo matemático y pacifista Bertrand Russell. CÉSAR fue uno de los parlamentarios, más conocidos de Latinoamérica, fue diputado por cinco períodos consecutivos: del Partido Socialista, del Partido Socialista de Trabajadores y finalmente del Partido Comunista ante la Cámara de Diputados de Chile, o sea, por un tiempo de casi tres décadas. Todos los profesores de Chile, de todas las corrientes políticas, veían en él a su auténtico representante, era un delegado de los profesores ante el Parlamento. Era muy querido por todo el mundo, no fue nunca un sectario dentro de su partido político, ni en las otras funciones profesionales. A CÉSAR le tocó una importante participación en la redacción de los primeros documentos de la ONU. Por esta razón, él vivió toda su vida para defender las organizaciones que resguardaban los Derechos Humanos. Su participación en la redacción de los Derechos Humanos fue muy valiosa. La defensa de los Derechos Humanos fue claramente establecida en esta declaración.
Un tiempo después de la salida al cosmos de Yuri Gagarin CÉSAR nos hizo una visita a Temuco y nos confidenció que él se entrevistaría en Europa, en el lapso de una semana, con el astronauta. Con CÉSAR le enviamos nuestros saludos y felicitaciones y le hicimos saber que nuestro hijo que nació días después de su salida al cosmos había recibido el nombre Yuri, en su honor. Yuri Gagarin le mandó en respuesta, a nuestro hijo, un enorme medallón de plata con su firma, grabado y que dice entre otras cosas, de "Yuri a Yuri".
A pesar que teníamos diferencias de edad, con CÉSAR éramos como hermanos y él lo decía frecuentemente. Decía que era mi hermano mayor y lo confirmó dedicándome una hermosa página en una de sus obras “Vida de un Agitador”, que son parte de sus memorias y allí él escribió: “Era como hermano, su casa era la mía”. Durante toda su vida, CÉSAR GODOY fue un incansable luchador por los Derechos Humanos y por la paz, siendo aparte de esto, igual que yo, un ferviente admirador del filósofo matemático y pacifista Bertrand Russell. CÉSAR fue uno de los parlamentarios, más conocidos de Latinoamérica, fue diputado por cinco períodos consecutivos: del Partido Socialista, del Partido Socialista de Trabajadores y finalmente del Partido Comunista ante la Cámara de Diputados de Chile, o sea, por un tiempo de casi tres décadas. Todos los profesores de Chile, de todas las corrientes políticas, veían en él a su auténtico representante, era un delegado de los profesores ante el Parlamento. Era muy querido por todo el mundo, no fue nunca un sectario dentro de su partido político, ni en las otras funciones profesionales. A CÉSAR le tocó una importante participación en la redacción de los primeros documentos de la ONU. Por esta razón, él vivió toda su vida para defender las organizaciones que resguardaban los Derechos Humanos. Su participación en la redacción de los Derechos Humanos fue muy valiosa. La defensa de los Derechos Humanos fue claramente establecida en esta declaración.
Un tiempo después de la salida al cosmos de Yuri Gagarin CÉSAR nos hizo una visita a Temuco y nos confidenció que él se entrevistaría en Europa, en el lapso de una semana, con el astronauta. Con CÉSAR le enviamos nuestros saludos y felicitaciones y le hicimos saber que nuestro hijo que nació días después de su salida al cosmos había recibido el nombre Yuri, en su honor. Yuri Gagarin le mandó en respuesta, a nuestro hijo, un enorme medallón de plata con su firma, grabado y que dice entre otras cosas, de "Yuri a Yuri".
martes, 4 de septiembre de 2007
CHILOÉ
Enano deforme y repelente, de facciones toscas, y muy fuerte. Viste de quilineja, porta un bastón de madera o “pahuelalún” y un hacha de piedra, lleva una vida retirada en el bosque.
Si alguien lo molesta es capaz de matarlo con la mirada o lo sentencia a morir antes de un año. Pero con las mujeres es diferente; pese a su aspecto repugnante despierta en ellas un atractivo irresistible.
Si es doncella se le aparece en sueños eróticos y embrujada la atrae hacia el bosque y la excita hasta poseerla.
Es la mujer del Trauco, se dice que es horriblemente fea y de baja estatura vive en los bosques, junto a los pantanos.
Es la encarnación del vicio y la perversidad, le complace hacer daño por el solo placer de hacerlo, en especial a quienes la rechazan.
Con el poder de su aliento puede aturdir o torcer a gran distancia. Después de seducir y saciar su apetito sexual, enloquece a su víctima, lo abandona, aturdido y vagando sin rumbo.
lunes, 3 de septiembre de 2007
En cariñoso recuerdo de Raúl para FRANCISCO COLOANE (1910-2002)
FRANCISCO COLOANE fue uno de mis amigos personales. Él era casi 20 años mayor que yo, sin embargo por diversas circunstancias nos hicimos amigos. Él vivía en Santiago, nos juntábamos a conversar en la calle Teatinos, rememorando el hermoso sur de Chile. Nuestras regiones tan llenas de bosques y lagos, originaba que nuestra conversación fuera casi siempre interminable. Yo conocía la mayor parte de los lagos hasta llegar a Puerto Montt. COLOANE, que había nacido en la Isla de Chiloé, en Quemchi, tenía interesantes temas para mi sobre la vida en esa zona, me invitó más de una vez a que fuera con él a conocer esos lugares. Nunca lo pude hacer, pero a él como escritor le gustaba investigar la vida de los campesinos y sobre todo la de los mapuches, entonces se invirtieron los papeles y yo lo invité a Temuco. Rápidamente COLOANE encontró la fecha adecuada para su visita.
Por otro lado COLOANE se interesaba por conocer mis experiencias en los años que me tocó estudiar el Doctorado de Física en Argentina. Yo tenía mucho interés en conocer las formas de vida en algunos países que él conocía, en especial sus experiencias en su residencia en la República Popular China. Como él tenía mucho interés por relacionarse con el pueblo mapuche y yo tenía en Temuco semi adoptado a Vicente Mariqueo, que era hijo de un cacique que vivía en las cercanías de Temuco. Entonces FRANCISCO se interesó por conocer en especial la Reducción Mapuche Mariqueo de donde provenía Vicente. Nos pusimos de acuerdo y COLOANE se trasladó en principio por un par de semanas a trabajar sobre este tema de los campesinos mapuches en mi casa. Su interesante trabajo no lo pudo terminar en ese tiempo y siguió acompañándonos en Temuco un tiempo más largo. Allí nos profundizamos mucho más nuestra amistad y tanto Marta como yo lo logramos conocer admirando toda su hermosa vida, su simpatía y su sencillez. Para nuestra ama de casa, Elena Fritz, nadie era más simpático que este insigne escritor. A ella, que recién había aprendido a leer, le explicaba el contenido más detallado de algunos de sus libros.
Nuestro amigo COLOANE, Premio Nacional de Literatura del año 1994, está presente en una de mis historias con Pablo Neruda, narradas en internet y titulada “Neruda emocionado con la pequeña Yenny”. Si usted desea leerla puede pinchar la línea siguiente y buscarla allí:
historiasderaul.blogspot.com/search/label/Neruda
Por otro lado COLOANE se interesaba por conocer mis experiencias en los años que me tocó estudiar el Doctorado de Física en Argentina. Yo tenía mucho interés en conocer las formas de vida en algunos países que él conocía, en especial sus experiencias en su residencia en la República Popular China. Como él tenía mucho interés por relacionarse con el pueblo mapuche y yo tenía en Temuco semi adoptado a Vicente Mariqueo, que era hijo de un cacique que vivía en las cercanías de Temuco. Entonces FRANCISCO se interesó por conocer en especial la Reducción Mapuche Mariqueo de donde provenía Vicente. Nos pusimos de acuerdo y COLOANE se trasladó en principio por un par de semanas a trabajar sobre este tema de los campesinos mapuches en mi casa. Su interesante trabajo no lo pudo terminar en ese tiempo y siguió acompañándonos en Temuco un tiempo más largo. Allí nos profundizamos mucho más nuestra amistad y tanto Marta como yo lo logramos conocer admirando toda su hermosa vida, su simpatía y su sencillez. Para nuestra ama de casa, Elena Fritz, nadie era más simpático que este insigne escritor. A ella, que recién había aprendido a leer, le explicaba el contenido más detallado de algunos de sus libros.
Nuestro amigo COLOANE, Premio Nacional de Literatura del año 1994, está presente en una de mis historias con Pablo Neruda, narradas en internet y titulada “Neruda emocionado con la pequeña Yenny”. Si usted desea leerla puede pinchar la línea siguiente y buscarla allí:
historiasderaul.blogspot.com/search/label/Neruda
domingo, 2 de septiembre de 2007
sábado, 1 de septiembre de 2007
En cariñoso recuerdo de Raúl para PABLO NERUDA (1904-1973)
Como fui Secretario General primero de los Profesores y posteriormente de la Central Única de Trabajadores (CUT) de la provincia de Cautín, me tocó la suerte de tener bastante contacto personal con PABLO NERUDA. Cuando el poeta venía a Cautín, yo dejaba mis labores de docencia y lo acompañaba en su peregrinaje por algunos lugares que a él le habían impresionado en el transcurso de su niñez y durante su juventud.
Veinte años después de finalizada la revolución española, en una oportunidad me tocó presentar a NERUDA ante una reunión de todos los españoles residentes en la Provincia de Cautín que llegaron a exiliarse a Chile, en el barco traído por NERUDA de España. Empecé diciendo: qué puedo yo decir de un NERUDA que arriesgándose a todo los sacó a
ustedes y a más de mil españoles con vida de las garras del tirano español que destruía la democracia en vuestro país. Ustedes han conocido a Pablo por este histórico, notable y grandioso hecho mejor que yo.
La verdad es que muchos años antes de esta reunión con los españoles exiliados en Chile yo conocí personalmente a NERUDA, precisamente cuando él recién llegaba con el barco a Chile, o sea apenas terminada la revolución civil española. Unas semanas después de la llegada del barco, él se fue a Temuco a saludar a sus parientes.
Lo conocía, de vista, desde muy niño, ya que mi casa estaba en las vecindades de sus parientes, pero nunca había tenido la oportunidad de hablar con él personalmente. La primera vez fue cuando se producía una enorme inundación provocada por el río Cautín, que amenazaba con llegar al centro mismo de la ciudad de Temuco. Sólo él y yo, que patinaba en un momento que había dejado de llover, nos encontramos mirando la inundación, al final de calle Matta, o sea llegando a Manuel Montt. El poeta me dijo, ese campesino que va en el caballete de esa casa sujetando a su único tesoro, ese cerdo, es un hombre que si se salva, no va a tener ninguna ayuda del gobierno por el desastre que le originó esta inundación, es un campesino mapuche y a ellos se los discrimina en todas partes.
En uno de los viajes de Neruda a Temuco me solicita él, como era habitual, que lo acompañe a ver uno de estos lugares que le traían recuerdos inolvidables. Llevé a Neruda en mi auto, junto a su biógrafa, en primera instancia, a visitar un lugar por el que Neruda sentía mucha nostalgia, el lugar donde vivieron sus padres y luego donde vivía aún una parte de su familia, primos y sobrinos nietos. Cuando llegamos en el auto a la calle Matta, Neruda me pidió que fuéramos no en dirección al Cerro Ñielol, sino a la parte terminal de la calle Matta cercana al río. Ahí nos
bajamos los tres del auto y nos fuimos al antiguo muro de contención del río. Neruda partió diciendo, “desde aquí yo vi una enorme inundación”, mientras la biógrafa tomaba nota yo le agregué, “donde las casas de toda la población ribereña las arrastraba el río y en el caballete de una de ellas iba un hombre campesino sosteniendo un cerdo con un lazo”. Neruda cogió el guante de los recuerdos, me miró y dijo, “¡entonces tú eras el patinador incansable de este barrio!” Así es pues, que nos conocemos desde que yo tenía diez años. Vino un gran abrazo palmoteado y la biógrafa no podía entender por qué tanta emoción. Ella no sabía que habíamos compartido juntos un gran dolor, de ver a ese campesino, a quien se lo llevaba la corriente y que seguramente era uno de los tantos desaparecidos en ese desastroso acontecimiento. En una entrevista hecha por Cecilia ella escribió así, “a partir de ahí la amistad de Neruda y Raúl tomó otro cariz, incluso de familiaridad, ya que por razones de ser habitantes del mismo barrio Raúl seguía teniendo amistad con sus familiares. Uno de sus sobrinos, actualmente poeta, fue alumno suyo y escribió un poema pidiendo el retorno a Chile de su profesor Buholzer cuando él estaba en el exilio en Alemania. Lo dio a conocer en la primera reunión de profesores de la región realizada días después de la aparición de la democracia, en el salón de actos del Colegio Bautista de Temuco”.
Este episodio usted lo encuentra relatado en la historia “PABLO NERUDA y Raúl Buholzer impactados simultáneamente”.
Si quiere leer algunas de las historias de Raúl con Neruda pinche la línea siguiente:
historiasderaul.blogspot.com/search/label/Neruda
En este blog encontrará relatadas asimismo las siguientes interesantes vivencias inéditas mías con PABLO NERUDA.
-“PABLO NERUDA, Hernán Loyola, Daniel Rodríguez y Raúl Buholzer”.
-“NERUDA emocionado con la pequeña Yenny”.
-“El secreto de mi tía Marichen y los dos PABLOS, clones ideológicos”.
-“El caballito de Raúl que apasionó enloquecidamente a NERUDA”.
-“NERUDA y TEMUCO en las memorias de Raúl Buholzer”.
-“PABLO NERUDA, Plácido Domingo y Raúl Buholzer”.
Veinte años después de finalizada la revolución española, en una oportunidad me tocó presentar a NERUDA ante una reunión de todos los españoles residentes en la Provincia de Cautín que llegaron a exiliarse a Chile, en el barco traído por NERUDA de España. Empecé diciendo: qué puedo yo decir de un NERUDA que arriesgándose a todo los sacó a
ustedes y a más de mil españoles con vida de las garras del tirano español que destruía la democracia en vuestro país. Ustedes han conocido a Pablo por este histórico, notable y grandioso hecho mejor que yo.
La verdad es que muchos años antes de esta reunión con los españoles exiliados en Chile yo conocí personalmente a NERUDA, precisamente cuando él recién llegaba con el barco a Chile, o sea apenas terminada la revolución civil española. Unas semanas después de la llegada del barco, él se fue a Temuco a saludar a sus parientes.
Lo conocía, de vista, desde muy niño, ya que mi casa estaba en las vecindades de sus parientes, pero nunca había tenido la oportunidad de hablar con él personalmente. La primera vez fue cuando se producía una enorme inundación provocada por el río Cautín, que amenazaba con llegar al centro mismo de la ciudad de Temuco. Sólo él y yo, que patinaba en un momento que había dejado de llover, nos encontramos mirando la inundación, al final de calle Matta, o sea llegando a Manuel Montt. El poeta me dijo, ese campesino que va en el caballete de esa casa sujetando a su único tesoro, ese cerdo, es un hombre que si se salva, no va a tener ninguna ayuda del gobierno por el desastre que le originó esta inundación, es un campesino mapuche y a ellos se los discrimina en todas partes.
En uno de los viajes de Neruda a Temuco me solicita él, como era habitual, que lo acompañe a ver uno de estos lugares que le traían recuerdos inolvidables. Llevé a Neruda en mi auto, junto a su biógrafa, en primera instancia, a visitar un lugar por el que Neruda sentía mucha nostalgia, el lugar donde vivieron sus padres y luego donde vivía aún una parte de su familia, primos y sobrinos nietos. Cuando llegamos en el auto a la calle Matta, Neruda me pidió que fuéramos no en dirección al Cerro Ñielol, sino a la parte terminal de la calle Matta cercana al río. Ahí nos
bajamos los tres del auto y nos fuimos al antiguo muro de contención del río. Neruda partió diciendo, “desde aquí yo vi una enorme inundación”, mientras la biógrafa tomaba nota yo le agregué, “donde las casas de toda la población ribereña las arrastraba el río y en el caballete de una de ellas iba un hombre campesino sosteniendo un cerdo con un lazo”. Neruda cogió el guante de los recuerdos, me miró y dijo, “¡entonces tú eras el patinador incansable de este barrio!” Así es pues, que nos conocemos desde que yo tenía diez años. Vino un gran abrazo palmoteado y la biógrafa no podía entender por qué tanta emoción. Ella no sabía que habíamos compartido juntos un gran dolor, de ver a ese campesino, a quien se lo llevaba la corriente y que seguramente era uno de los tantos desaparecidos en ese desastroso acontecimiento. En una entrevista hecha por Cecilia ella escribió así, “a partir de ahí la amistad de Neruda y Raúl tomó otro cariz, incluso de familiaridad, ya que por razones de ser habitantes del mismo barrio Raúl seguía teniendo amistad con sus familiares. Uno de sus sobrinos, actualmente poeta, fue alumno suyo y escribió un poema pidiendo el retorno a Chile de su profesor Buholzer cuando él estaba en el exilio en Alemania. Lo dio a conocer en la primera reunión de profesores de la región realizada días después de la aparición de la democracia, en el salón de actos del Colegio Bautista de Temuco”.
Este episodio usted lo encuentra relatado en la historia “PABLO NERUDA y Raúl Buholzer impactados simultáneamente”.
Si quiere leer algunas de las historias de Raúl con Neruda pinche la línea siguiente:
historiasderaul.blogspot.com/search/label/Neruda
En este blog encontrará relatadas asimismo las siguientes interesantes vivencias inéditas mías con PABLO NERUDA.
-“PABLO NERUDA, Hernán Loyola, Daniel Rodríguez y Raúl Buholzer”.
-“NERUDA emocionado con la pequeña Yenny”.
-“El secreto de mi tía Marichen y los dos PABLOS, clones ideológicos”.
-“El caballito de Raúl que apasionó enloquecidamente a NERUDA”.
-“NERUDA y TEMUCO en las memorias de Raúl Buholzer”.
-“PABLO NERUDA, Plácido Domingo y Raúl Buholzer”.
Galería de fotos de PABLO NERUDA
2.-Placate de PABLO NERUDA, en su Casa Museo Isla Negra.
1.-Cuadro de PABLO NERUDA, en su Casa Museo Isla Negra.
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Agradecimientos por envío de fotos a:
Yenny Buholzer Sepúlveda.
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Agradecimientos por envío de fotos a:
Yenny Buholzer Sepúlveda.
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